Clasificación de las fuentes de financiación

Seguro que sabes que todas las empresas, para funcionar, necesitan dinero. El origen de estos fondos pueden ser muy distintos, pueden venir de los socios o de los bancos.  En este artículo te vamos a explicar los tipos de financiación y la manera de clasificarlos, como por ejemplo interna o externa, largo plazo o corto plazo, propia y ajena, con muchos ejemplos de cada una de ellas. Empecemos.

Tipos de financiación interna

Según su origen, una fuente de financiación puede ser interna cuando es generada por la empresa con su actividad. También se llama en este caso autofinanciación. Por ejemplo, cuando una empresa tiene beneficios, puede decidir repartir una parte entre los socios.

Al beneficio distribuido entre los socios se le denomina dividendo, pero también puede dejar una parte en la empresa que se denomina reservas y que son de tres tipos: las reservas legales, establecidas por la ley de sociedades y que son obligatorias para todas las empresas; las reservas estatutarias, que establece cada empresa en sus estatutos y que también son de obligado cumplimiento; y por último, las reservas voluntarias, que las deciden los directivos y los accionistas de la empresa con el beneficio de cada ejercicio.

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Otra fuente de financiación interna son las amortizaciones, que nos sirven para recuperar o compensar fondos invertidos en activos. Por ejemplo, una furgoneta que la empresa ha comprado por valor de 20 mil euros y estima que su vida útil será de 5 años. La manera de contabilizar las amortizaciones es algo compleja porque intervienen muchas cuentas, pero en resumen, sería algo así: si dividimos la cantidad total entre dos años de servicio, tenemos cuatro mil del resultado que imputaremos como un coste, es decir, de los ingresos totales retiraremos cuatro mil euros que se ahorrarán para renovar la maquinaria en el futuro.

Otra fuente de financiación interna son las provisiones, que son un dinero que se ahorra en la actualidad para hacer frente a una obligación futura, pero cuya cuantía desconocemos. Por ejemplo, una empresa que va a construir en un solar y por contrato tiene establecido que debe mantener o aumentar el valor ambiental del lugar al finalizar los trabajos. Como no sabe cuál va a ser el coste de esta actuación, pero sí sabe que deberá llevarla a cabo, guardará la cantidad que estime como provisión y en el futuro podrá hacer uso de la misma.

Tipos de financiación externa

Veamos ahora las fuentes de financiación cuyo origen es externo. Estas son recursos que provienen de fuera de la empresa. Por ejemplo, el capital social, que es el dinero que aportan los socios a la empresa. Siempre se aporta capital en la fundación de la empresa, pero puede haber otros momentos donde también se aporte capital, por ejemplo, para favorecer el crecimiento, y estas aportaciones hechas a posteriori se denominan ampliaciones de capital.

Otra fuente de financiación de origen externo es la deuda, que son aquellos recursos financieros que tenemos, por ejemplo, de un banco o de un inversor, y que nos prestan a la empresa. La característica principal de la deuda es que hay que devolverla y que se generan unos intereses, es decir, la cantidad que tenemos que devolver es una cantidad mayor que la que hemos tomado prestada originariamente.

Clasificación de las fuentes de financiación

Veamos un esquema de las fuentes de financiación vistas hasta ahora. Según su origen, las fuentes de financiación pueden ser internas o externas. Las fuentes de financiación interna serán las reservas, las amortizaciones o las provisiones, por ejemplo. Y las fuentes de financiación externas serán el capital social y la deuda.

Otra forma de clasificar las fuentes de financiación de la empresa es según su propiedad. En este caso, pueden ser propias cuando no hay que devolver el dinero o el capital y no hay que pagar por ellas, es decir, no pagar un interés. En este caso, tendríamos la autofinanciación, que son las reservas, las amortizaciones y las provisiones. Y añadimos el capital social.

Conviene recordar, en relación al capital social, que cuando un inversor pone capital en una empresa, lo hace a fondo perdido. Recibe a cambio las acciones, que comportan algunos derechos como pueden ser el cobro del dividendo o poder de decisión dentro de la empresa. Las fuentes de financiación según su propiedad también pueden ser ajenas, como toda la deuda.

Tipos de financiación según el plazo de devolución

Otra forma de clasificar las fuentes de financiación es según su plazo de devolución, ya que existen dos categorías: a largo plazo y a corto plazo. A largo plazo son aquellas fuentes de financiación de la empresa que no hay que devolver o que hay que devolver en un periodo de tiempo superior a un año. A corto plazo son aquellas fuentes de financiación que se devuelven en menos de un año.

Una misma deuda puede ser a largo plazo en un momento determinado y a corto plazo en otro. Supongamos que un vencimiento es dentro de 10 años. Hoy en día, los empréstitos se formalizan en contratos, muchas veces de forma digital, pero antiguamente se hacían en papel timbrado como estos ejemplos que vemos aquí, en los que podemos ver el número de serie de cada uno de ellos, el valor nominal y también el tipo de interés o el porcentaje.

Un fallo clásico que tienen los alumnos cuando empiezan a estudiar las fuentes de financiación es confundir las fuentes de financiación internas con las propias. Recordemos que las fuentes de financiación internas son aquellas generadas por la propia empresa, mientras que las fuentes de financiación propias son aquellas que la empresa no tiene que devolver, que pueden ser internas generadas por la propia empresa o pueden venir del exterior, como el capital social.

Lo importante es que, una vez que están en la empresa, no tienen por qué devolverse. Lo dicho, las fuentes de financiación propias e internas no son lo mismo. El mejor ejemplo es el capital social, que es propio y externo.

Conclusiones

Otra forma de clasificar las fuentes de financiación según su plazo de devolución ya que existen dos categorías: a largo plazo y a corto plazo. Una misma deuda puede ser a largo plazo en un momento determinado y a corto plazo en otro. Un fallo clásico que tienen los alumnos cuando empiezan a estudiar las fuentes de financiación es confundir las fuentes de financiación internas con las propias. Lo importante es que, una vez que están en la empresa, no tienen por qué devolverse. Lo dicho, las fuentes de financiación propias e internas no son lo mismo. El mejor ejemplo es el capital social, que es propio y externo.

Otra forma de clasificar las fuentes de financiación es según su plazo de devolución, ya que existen dos categorías: a largo plazo y a corto plazo. A largo plazo son aquellas fuentes de financiación de la empresa que no hay que devolver o que hay que devolver en un periodo de tiempo superior a un año. A corto plazo son aquellas fuentes de financiación que se devuelven en menos de un año.

Un fallo clásico que tienen los alumnos cuando empiezan a estudiar las fuentes de financiación es confundir las fuentes de financiación internas con las propias. Lo importante es que, una vez que están en la empresa, no tienen por qué devolverse. Lo dicho, las fuentes de financiación propias e internas no son lo mismo. El mejor ejemplo es el capital social, que es propio y externo.

Es importante tener en cuenta estas clasificaciones al gestionar la financiación de una empresa, ya que nos permiten entender y planificar mejor cómo obtener los recursos necesarios. Con esta información y el análisis adecuado, es posible tomar decisiones financieras sólidas y adecuadas que contribuyan al crecimiento y éxito de la empresa.

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Autor

  • Manuel Mascus

    Soy un ingeniero y periodista con una amplia experiencia en ambos campos, y aquí, en mi sitio web, encontrarás una variedad de artículos y análisis rigurosos que buscan fomentar la comprensión y el entusiasmo por estas disciplinas.

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