Sumerjámonos en el fascinante mundo de las transmisiones manuales. Una transmisión sirve como conexión entre el motor y las ruedas. Transmite potencia desde el motor a las ruedas a través de diferentes relaciones de transmisión dentro de la transmisión.
Las marchas son fundamentales en una transmisión ya que nos permiten alcanzar diferentes velocidades. Por ejemplo, la primera marcha proporciona un par de ruedas alto pero una velocidad máxima baja, mientras que la quinta marcha ofrece una velocidad máxima alta pero un par de ruedas más bajo.
Las marchas más bajas proporcionan un mayor torque en las ruedas debido a la forma en que la fuerza y la distancia trabajan juntas. Cuando el motor gira, ejerce una fuerza sobre los engranajes y la distancia entre la fuerza y el centro del engranaje determina el par enviado a las ruedas.
Ahora, exploraremos el funcionamiento de una transmisión manual y cómo funciona. Empecemos por el embrague. Cuando presiona el pedal del embrague, se acopla la horquilla del embrague, que luego mueve el cojinete de liberación hacia la placa de presión. Esta acción separa el embrague del volante, permitiendo que la rotación del motor se transmita al eje de entrada de la transmisión.
A continuación, cambiar de marcha. Cuando mueves la palanca de cambios a una marcha específica, bloquea esa marcha en el eje de salida. El tamaño de cada engranaje varía, creando diferentes relaciones de transmisión y, en última instancia, determinando la velocidad y el torque entregado a las ruedas.
Por último, tenemos la marcha atrás. Para la marcha atrás, entra en juego un engranaje adicional llamado rueda guía de marcha atrás, que permite invertir la rotación.
En resumen, la transmisión manual toma potencia del motor y la transmite a las ruedas a través de diferentes relaciones de transmisión. El embrague activa y desactiva la transmisión del motor, mientras que la palanca de cambios selecciona la marcha deseada según los requisitos de velocidad y par.