La importancia de la educación financiera para una vida estable
A los seres humanos nos encanta hablar. Lo hacemos con amigos, compañeros de trabajo, parejas. Casi no hay tema tabú: política, sexo, amor. Pero nos cuesta hablar de dinero. No queremos que nos vean como personas obsesionadas con la plata. Sin embargo, es necesario entender que nuestro proyecto de vida siempre estará acompañado por el dinero, en una relación que debe ser sana. Debemos poner el dinero a nuestro servicio, en lugar de correr desesperadamente detrás de él.
En nuestras vidas, el dinero entra y sale en diferentes formas. Por ejemplo, nos depositan nuestro primer sueldo en una cuenta bancaria y nos entregan una tarjeta de crédito, con un límite atractivo para comprar. Sin embargo, para obtener una licencia de conducir tenemos que demostrar conocimientos y rendir exámenes. En cambio, al obtener una tarjeta de crédito, nos felicitan y nos animan a gastar. Pero, ¿Cómo funciona este juego?
La verdad es que cuando compramos algo con una tarjeta de crédito, estamos adquiriendo una deuda simultáneamente que deberemos pagar. Aunque parezca obvio, nos invitan a abrir una cuenta de ahorros y nos parece bien.
Sin embargo, debemos entender que nuestros ahorros no crecen ni nos protegen de la inflación. Incluso cuando hacemos un plazo fijo y obtenemos un interés que parece impresionante, al final del año nos damos cuenta de que el dinero que nos queda no alcanza tanto como antes. El verdadero poder adquisitivo se ha esfumado debido a la inflación.
Otro ejemplo común es comprar cosas a plazos fijos. Pensamos que será fácil porque son cuotas pequeñas, pero ¿Qué sucede si nuestro sueldo no aumenta o se reduce y los gastos crecen? Puede haber dificultades financieras, especialmente en situaciones como la actual pandemia de coronavirus, que ha tenido un gran impacto en el empleo y los salarios. Se estima que tres de cada diez personas que compran a plazos no podrán pagar completamente sus resúmenes de tarjeta de crédito.
En 50 años, hemos pasado de comprar cosas que podíamos pagar en efectivo a utilizar plataformas digitales y pagar con tarjetas y billeteras electrónicas. Sin embargo, si no entendemos que esos gastos se reflejarán en nuestra cuenta y que deberemos pagarlos con el fruto de nuestro trabajo, habrá problemas. Nos endeudamos para pagar otras deudas y así continuamos, con una manta cada vez más corta. Este no es el camino adecuado.
Por eso, es importante tener una educación financiera adecuada. No se trata de convertirnos en inversores expertos de Wall Street, sino de que cada ciudadano pueda coordinar las cuatro claves del dinero: ingreso, gasto, ahorro y deuda.
Necesitamos ser ordenados y armar un presupuesto. Debemos tener claro cómo están relacionados nuestros ingresos con nuestros gastos y deudas. Es importante fijar prioridades, repensar cómo manejamos nuestra economía y resistir las tentaciones. Aprendamos a decir «no» cuando no podamos permitirnos ciertos gastos.
Otro aspecto fundamental es el ahorro. Ahorrar nos permitirá reducir nuestra fragilidad financiera y enfrentar situaciones imprevistas. Para lograrlo, es necesario tener objetivos claros y plazos para alcanzarlos. Después de ahorrar, llega el momento de decidir en qué invertir. La regla número uno es invertir en algo que entendamos y que proteja nuestro capital.
También es esencial comprender las deudas que tomaremos a lo largo de nuestra vida. En una sociedad donde estar endeudado es casi la regla, cuantas más facilidades nos den para obtener préstamos, más caro será para nosotros.
Nadie regala dinero, por lo que es importante educarse y comprender el costo financiero total (CFT) de nuestras deudas. Esto implica leer y comprender los términos y condiciones de los contratos, tanto en los resúmenes de las tarjetas de crédito como en otros documentos.
Estas son solo algunas de las cosas importantes a tener en cuenta para lograr una buena administración financiera. Es fundamental que incluyamos la educación financiera en nuestra vida cotidiana. Debemos fomentar el diálogo sobre el dinero en todas las generaciones y compartir conocimientos.
La educación financiera no debe ser una moda, sino un proyecto concreto y positivo que forme parte de la agenda de nuestra sociedad. Trabajemos juntos todos los días para lograr una formación financiera sólida para cada ciudadano. Entender las finanzas personales es un desafío que no podemos posponer. ¡Estoy seguro de que podemos lograrlo!
¡Muchas gracias!
